30 de septiembre de 2010

Compatriotas


Para todos nosotros, este es el momento de profunda reflexión y una muy determinada acción.

Nosotros, como ciudadanos comprendemos que vivir en sociedad y vivir en conjunto implica comprensión, respeto, armonía, e incluso renunciar muchas veces a aquello que como persona deseamos, para empezar a desear y anhelar como un pueblo. Por siglos, individuos y grupos dominaron e impusieron por sobre la sociedad, por sobre el pueblo. Desde entonces, y hasta hoy, en nuestro país se ha luchado incansablemente por lograr que los ideales de justicia y respeto lleguen a todos, que los derechos y oportunidad sean un bien común, objeto del diario vivir y no algo por lo que se deba rogar o buscar en lugares lejanos.

El mayor y más importante logro de toda esta lucha es sin lugar a dudas el sistema que nos gobierna, la forma en la que se organiza nuestra sociedad, la forma en la que la comprendemos y podemos ser parte de ella, esto es, sin duda, la democracia. Un logro por el que tantos próceres han dado la vida a lo largo de los siglos, una herencia inalienable e irrenunciable, que desde los más grandes hombres de nuestro país, hasta los más humildes y sencillos compatriotas han creado día a día, con esfuerzo e ilusión, el más caro obsequio de nuestros padres, maestros y compatriotas nos han dado. Una cosa tan sublime e importante y que es parte de nuestro pasado y presente, no puede ser de ninguna manera maltratada, pisoteada e insultada como se pretende hoy, por parte de quienes, interesados en nada más que en si mismos, han olvidado el respeto al prójimo.

Este es un momento de suma importancia, es una prueba valor y coraje para este nuestro pueblo, en la que demostrará que se encuentra a la altura de aquellos quienes lo precedieron en esta tierra. Esta es una prueba de coraje y valentía  contra aquellos que, negando su misión y el importante encargo que la patria les ha dado, han antepuesto sus intereses y egoísmo al bien de los demás. Pero también esta es una prueba que demostrará quienes somos, que demostrará que esta, nuestra sociedad ha aprendido a ver más allá de lo que le dicen, que ha aprendido a pensar y sentir por cuenta propia, que no tiene miedo de defender los cambios que en nuestro país se han venido dando y de seguir en la senda hacia el bien común, de la razón, que esta es una sociedad que dialoga que llega a consensos.

Esta, nuestra sociedad, en la que todos somos partes y a la que no podemos ni debemos dar la espalda. No se debe temer a este tipo de retos, no son más que el grito desesperado de aquellos que a los dominados y acallados de antes, encontrar su libertad.

Alcancemos nuestra libertad!, luchemos por ella una vez más con nuestras mejores armas, con lucidez, con sentido comun, con el amor inegable que se merecen quienes comparten nuestra tierra y este, nuestro tiempo. No temamos defender aquello en lo que creemos y deseamos para nosotros y las generaciones venideras, por que este es solo un momento más en nuestro camino al cambio, al país más solidario y humano que queremos, aquel en la que la razón el buen juicio y el honor prevalecen por sobre las armas, los egoísmos y las traiciones.

No actuemos igual que quienes han traicionado su deber. Es momento de comprender nuestro papel como ciudadanos y como hijos de esta patria, este es el momento de defenderla de aquellos que buscan aplastarla con sus voluntades.

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