3 de septiembre de 2012

Death & Rebirth

Regresando después de algunos años a mi pobre y abandonado blog, sólo puedo decir que desde Hoy soy un Hombre Nuevo... Existen ciertos momentos en la vida en la que sentimos como que necesitamos un cambio o más que un cambio, un Renacimiento... Generalmente hacemos ese tipo de promesas o intentamos cambiar cuando empieza un nuevo año, pero nos damos cuenta que al final del año el balance no es el deseado... Tal vez le echamos la culpa a las cosas que nos han sucedido y por ellas no hemos podido realizar nuestras metas o propósitos, hoy me doy cuenta de que eso es un auto-engaño, Dios nos ha dado la capacidad de hacer todo lo que queramos, no tenemos limitaciones en lo absoluto, pero el reto es cuando Él decide que determinadas acciones en nuestras vidas no podemos llevarlas a voluntad y empezamos a luchar por conseguirlo pero la mayoría de las veces terminamos dejándolo de un lado... Me ha pasado a mí en este tiempo que me he dedicado a rendirme y dejar de tener un libre albedrío y dejar todo al Destino... Ahora me inclinaré un poco hacia la Filosofía Hindú citando a Diálogos con el Gurú:
El destino es el Karma pasado, el libre albedrío es el Karma presente. Los dos son realmente uno, que es el Karma, aunque ellos puedan diferir en la materia del tiempo. No puede haber conflicto cuando ellos son realmente uno.
Pero qué si mi Destino y mi Karma jamás podrán ser Uno...? Tenía que responderme el Filósofo Chandrashekhara Bharati Swaminah:
El destino, como yo te dije es el resultado del ejercicio pasado de tu libre albedrío. Al ejercitar tu libre albedrío en el pasado, tú trajiste el destino resultante. Al ejercitar tu libre albedrío en el presente, quiero que elimines tu pasado si te duele, o añadirlo si lo encuentras agradable. En cualquier caso bien sea para adquirir más felicidad o reducir la miseria, tu tienes que ejercitar tu libre albedrío en el presente.
Ese momento es ahora, dejar atrás todo aquello que no me agrada (que prefiero no acordarme ni enumerarlo ya que sólo quedan cenizas...), o pensaba que me agradaba... Como por ejemplo: mi cabello, tal vez si me lo dejaba más largo (hasta enero como lo tenía planeado) me hubiese gustado mucho, pero ahora que me corté el cabello, me doy cuenta de que no era yo el que vivía en este cuerpo sino un Hombre Viejo, totalmente desorientado y sin visión ni futuro...
Hoy, un Hombre Nuevo crece en mí, con toda esta experiencia que he adquirido voluntaria e involuntariamente durante 9618 días...
Agradezco a las personas que aún siguen ahí conmigo... Y a Dios, que siempre estuvo ahí...